sábado, 16 de julio de 2011

EL VERANO Y LA INFANCIA

Quienes no recordamos con cierta nostalgia aquellos veranos de nuestra infancia. De donde soy casi la mitad del año llovía, y como es una zona tropical las lluvias de verano eran calurosas y húmedas; en las noches ranas y sapos armaban tal escándalo, que era difícil tratar de dormir, y cuando lo lográbamos era causado por la monótona canción de estos bichos junto con el ruido de los grillos. A veces no podíamos salir a jugar al patio, y nos conformábamos con entretenernos haciendo competencias de quién hacía las mejores figuras de plastilina, o ver las interminables gotas de lluvia formar grandes charcos




e imaginar figuras o mundos microscópicos existiendo en ellos; pero cuando los días eran limpios y claros todos los niños salíamos con nuestras bicis o pelotas a jugar béisbol o al fútbol, que en aquellos tiempos el deporte que más popularidad tenía, era el béisbol, del cual yo era una fanática. Tuvimos mis hermanos y yo la fortuna de vivir relativamente cerca de la casa de nuestra abuela paterna y de las tías aún solteras y muy jóvenes, a las cuales sacábamos de quicio con nuestras travesuras; las vimos crecer y convertirse en jóvenes en "edad de casarse" y ver desfilar amigas y novios por la casa de mi abuela; verlas llenarse la cabeza de "tubos" y maquillarse
apenas un poco
, un ir y venir de vestidos con faldas amplias y crinolinas, mientras que oían las canciones de moda de los años 60's en las consolas que se usaban en aquel tiempo, y que nos parecían estupendos refugios cuando jugábamos a las escondidas. Recuerdo como hacíamos enojar a la señora que ayudaba a mi mamá en la casa, mientras ella y mi papá salían a trabajar. Armábamos una gran tienda de campaña abajo de la mesa del comedor, sacando colchas y sabanas, que tan pronto como nos aburríamos de ese juego, salíamos al patio o a la calle a

continuar con otros juegos, dejando hecho un desastre el comedor y que a ella le tocaba recoger tal desorden. Cuando llego a escuchar alguna canción que estaba de moda en ese tiempo, evoco la imagen cariñosa de mi abuela, las vueltas de mis tías mientras se arreglaban para salir con sus amigas o el novio, nuestros juegos, los olores y ruidos de esos días de infancia en el verano. Hoy los niños no salen a jugar, la inseguridad que existe en las calles los han hecho prisioneros de sus casas, oímos en los medios de comunicación que hay cada vez más niños obesos, pero como le daríamos solución a un problema al que todos hemos contribuido; ahora es necesario que ambos padres trabajen y no podemos meter a nuestros hogares a cualquier persona a hacerse cargo de la integridad de nuestros hijos. Ya no hay solares baldíos donde jugar como antes, y las calles están llenas de gente sin ninguna cultura tras un volante. Las casas ya no tiene patio trasero y casi nada de jardín. Ahora se inscribe a los hijos en cursos de verano para tenerles alguna actividad,
 y lo que de verdad me molesta de esta época moderna, es oír que la gente se queje de la lluvia, a mi me encantan los días lluviosos, soy creyente de que la lluvia no sólo le hace falta a las plantas, a las cosechas, a los animales, sino también a nosotros los seres humanos, pero hasta eso se vuelto peligroso, con tanta contaminación no sabemos que tan seguro es estar bajo la lluvia. Esto lo hemos provocado nosotros mismos, es el precio que pagamos por "avanzar" tecnológicamente. Pienso que de todas la épocas, las personas que nacimos en la década de los 60's hemos sido afortunados, tuvimos las calles para jugar y crecer, y ahora disfrutamos también de toda la tecnología creada en las últimas décadas.